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Legis

Naciones Unidas A/RES/S-26/2
Asamblea General Distr. general
2 de agosto de 2001
Vigésimo sexto período extraordinario de sesiones
Tema 8 del programa
00 55960
Resolución aprobada por la Asamblea General
[sin remisión previa a una Comisión Principal (A/S-26/L.2)]
S-26/2. Declaración de compromiso en la lucha contra el
VIH/SIDA
La Asamblea General
Aprueba la Declaración de compromiso en la lucha contra el virus de la
inmunodeficiencia humana y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida
(VIH/SIDA) que figura en el anexo de la presente resolución.
8a. sesión plenaria
27 de junio de 2001
Anexo
Declaración de compromiso en la lucha contra el VIH/SIDA
“Crisis mundial – Acción mundial”
1. Nosotros, Jefes de Estado y de Gobierno y representantes de Estados y de
gobiernos, reunidos en las Naciones Unidas del 25 al 27 de junio de 2001 con
ocasión del vigésimo sexto período extraordinario de sesiones de la Asamblea
General, celebrado, como cuestión de urgencia, de conformidad con la resolución
55/13, de 3 de noviembre de 2000, para examinar y hacer frente al problema del
VIH/SIDA en todos sus aspectos, así como para lograr que todos se comprometan a
mejorar la coordinación e intensificar las actividades nacionales, regionales e
internacionales para combatirlo de forma integral;
2. Observando con profunda preocupación que la epidemia mundial de
VIH/SIDA, por sus dimensiones y consecuencias devastadoras, constituye una
emergencia mundial y uno de los desafíos más graves para la vida y la dignidad del
ser humano, así como para el disfrute efectivo de los derechos humanos, que socava
el desarrollo económico y social en todo el mundo y afecta a todos los niveles de la
sociedad: individual, familiar, comunitario y nacional;
3. Observando con honda preocupación que, para fines del año 2000, había en el
mundo 36,1 millones de personas que vivían con VIH/SIDA, el 90% de ellas en
países en desarrollo y el 75% en el África subsahariana;
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4. Observando con gran preocupación que la epidemia del VIH/SIDA afecta a
todas las personas, ricas y pobres, sin distinción de edad, género o raza, y
observando además que los habitantes de países en desarrollo son los más afectados
y que las mujeres, los jóvenes y los niños, en particular las niñas, son los más
vulnerables;
5. Preocupados también por el hecho de que el VIH/SIDA, de seguir
propagándose, constituirá un grave obstáculo para la consecución de los objetivos
mundiales de desarrollo que aprobamos en la Cumbre del Milenio;
6. Recordando y reafirmando los compromisos que hemos contraído
anteriormente respecto del VIH/SIDA en:
• La Declaración del Milenio, de 8 de septiembre de 20001;
• La Declaración política y las nuevas medidas e iniciativas para el
cumplimiento de los compromisos contraídos en la Cumbre Mundial sobre
Desarrollo Social, de 1° de julio de 20002;
• La Declaración política3 y las nuevas medidas e iniciativas para la
aplicación de la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing4, de 10
de junio de 2000;
• Las medidas clave para seguir ejecutando el Programa de Acción de la
Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, de 2 de julio
de 19995;
• El llamamiento regional a la adopción de medidas para luchar contra el
VIH/SIDA en Asia y el Pacífico, de 25 de abril de 2001;
• La Declaración y el Marco de Acción de Abuja para la lucha contra el
VIH/SIDA, la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas conexas en
África, de 27 de abril de 2001;
• La Declaración de la Décima Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y
de Gobierno, de 18 de noviembre de 2000;
• La Alianza Pancaribeña contra el VIH/SIDA, de 14 de febrero de 2001;
• El Programa de Acción de la Unión Europea : Aceleración de la lucha
contra el VIH/SIDA, la malaria y la tuberculosis en el contexto de la
reducción de la pobreza, de 14 de mayo de 2001;
• La Declaración del Mar Báltico sobre la Prevención del VIH/SIDA, de 4 de
mayo de 2000;
• La Declaración del Asia central sobre el VIH/SIDA, de 18 de mayo de
2001;
7. Convencidos de la necesidad de adoptar medidas urgentes, coordinadas y
sostenidas para hacer frente a la epidemia de VIH/SIDA, aprovechando la
experiencia y las lecciones extraídas en los 20 últimos años;
1 Véase resolución 55/2.
2 Resolución S-24/2, anexo, seccs. I y III.
3 Resolución S-23/2, anexo.
4 Resolución S-23/3, anexo.
5 Resolución S-21/2, anexo.
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8. Observando con profunda preocupación que África, y en particular el África
subsahariana, es actualmente la región más afectada, que en ella el VIH/SIDA se
considera una emergencia que amenaza al desarrollo, la cohesión social, la
estabilidad política, la seguridad alimentaria y la esperanza de vida e impone una
carga económica devastadora, y que la situación trágica que impera en el continente
requiere la adopción de medidas urgentes y excepcionales en los planos nacional,
regional e internacional;
9. Expresando satisfacción por los compromisos contraídos por los Jefes de
Estado o de Gobierno de África en la Cumbre Extraordinaria celebrada en Abuja en
abril de 2001, en particular su promesa de fijar la meta de asignar por lo menos el
15% de sus presupuestos nacionales anuales a mejorar el sector de la salud para
hacer frente a la epidemia de VIH/SIDA, y reconociendo que las medidas que
adopten esos países, cuyos recursos son limitados, para alcanzar esa meta tendrán
que ser complementadas con una mayor asistencia internacional;
10. Reconociendo asimismo que otras regiones han sido gravemente afectadas y
hacen frente a amenazas similares, en particular la región del Caribe, que tiene la
tasa de infección por el VIH más alta después de la del África subsahariana, la
región de Asia y el Pacífico, en que hay ya 7,5 millones de personas que viven con
VIH/SIDA, la región de América Latina, en que hay 1,5 millones de personas que
viven con VIH/SIDA, y la región de Europa central y oriental, en que las tasas de
infección aumentan con mucha rapidez; y que, de no tomarse medidas concretas, se
puede producir una rápida propagación de la epidemia y de sus secuelas en todo el
mundo;
11. Reconociendo que la pobreza, el subdesarrollo y el analfabetismo se cuentan
entre los principales factores que contribuyen a la propagación del VIH/SIDA y
observando con profunda preocupación que el VIH/SIDA está agravando la pobreza
y actualmente revierte u obstaculiza el desarrollo en muchos países, por lo que hay
que hacerle frente de manera integrada;
12. Observando que los conflictos armados y los desastres naturales intensifican
también la propagación de la epidemia;
13. Observando también que el estigma, el silencio, la discriminación y la
negación de la realidad, así como la falta de confidencialidad, socavan los esfuerzos
de prevención, atención y tratamiento, e incrementan los efectos de la epidemia en
las personas, las familias, las comunidades y las naciones, y son aspectos a los que
también se debe hacer frente;
14. Destacando que la igualdad de género y la potenciación de la mujer son
elementos fundamentales para que las mujeres y las niñas sean menos vulnerables al
VIH/SIDA;
15. Reconociendo que en el contexto de pandemias como la del VIH/SIDA el
acceso a los medicamentos es uno de los elementos fundamentales para llegar
progresivamente a la plena realización del derecho de toda persona al disfrute del
más alto nivel posible de salud física y mental;
16. Reconociendo que la plena realización de los derechos humanos y las
libertades fundamentales para todos es un elemento indispensable de la respuesta
mundial a la pandemia del VIH/SIDA, particularmente en las esferas de la
prevención, la atención, el apoyo y el tratamiento, y que reduce la vulnerabilidad al
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VIH/SIDA y evita el estigma y la discriminación conexa de las personas que viven
con VIH/SIDA o con riesgo de contraerlo;
17. Reconociendo que la prevención de la infección por el VIH debe constituir la
base de la respuesta nacional, regional e internacional a la epidemia, y que la
prevención, la atención, el apoyo y el tratamiento de los infectados y los afectados
por el VIH/SIDA constituyen elementos inseparables de una respuesta eficaz que se
refuerzan entre sí y deben integrarse en un planteamiento general de lucha contra la
epidemia;
18. Reconociendo la necesidad de alcanzar los objetivos de prevención enunciados
en la presente Declaración a fin de contener la propagación de la epidemia y
reconociendo que todos los países deben seguir prestando especial atención a la
tarea de una prevención eficaz y generalizada que incluya campañas de toma de
conciencia por conducto de los servicios de enseñanza, nutrición, información y
atención de la salud;
19. Reconociendo que la atención, el apoyo y el tratamiento pueden contribuir a
una prevención eficaz al aumentar la aceptación de la prueba de detección y del
apoyo psicológico voluntarios y confidenciales, y al mantener a las personas que
viven con VIH/SIDA y a los grupos vulnerables en estrecho contacto con los
sistemas de atención de la salud y facilitarles el acceso a la información, al apoyo
psicológico y los medios de prevención;
20. Destacando la importante función que cabe a los factores culturales, familiares,
éticos y religiosos en la prevención de la epidemia y en el tratamiento, la atención y
el apoyo, habida cuenta de las peculiaridades de cada país y de la importancia de
respetar todos los derechos humanos y las libertades fundamentales;
21. Observando con preocupación que ciertos factores negativos de índole
económica, social, cultural, política, financiera y jurídica dificultan la toma de
conciencia, la educación, la prevención, la atención, el tratamiento y el apoyo;
22. Señalando que el establecimiento y fortalecimiento de infraestructuras de
recursos humanos y de servicios sanitarios y sociales nacionales revisten
importancia decisiva para la prestación eficaz de servicios de prevención,
tratamiento, atención y apoyo;
23. Reconociendo que para que las estrategias de prevención, atención y
tratamiento sean eficaces deberán producirse cambios de conducta, deberá haber
mayor disponibilidad de, entre otras cosas, vacunas, condones, microbicidas,
lubricantes, equipo esterilizado para inyecciones, medicamentos, incluida la terapia
antirretroviral, tecnologías de diagnóstico y tecnologías conexas, deberá brindarse
acceso no discriminatorio a todos esos elementos y deberán aumentar las
actividades de investigación y desarrollo;
24. Reconociendo también que el costo, la disponibilidad y la asequibilidad de los
medicamentos y la tecnología conexa son factores importantes que deben ser
examinados y abordados en todos sus aspectos y que, en estrecha colaboración con
el sector privado y las empresas farmacéuticas, es preciso reducir el costo de esos
medicamentos y tecnologías;
25. Reconociendo que la falta de productos farmacéuticos de precio asequible y de
estructuras de suministro y sistemas de salud viables sigue obstaculizando una
respuesta eficaz al VIH/SIDA en muchos países, especialmente para las personas
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más pobres, y recordando los esfuerzos por proporcionar medicamentos a bajo
precio a los necesitados;
26. Apreciando los esfuerzos de los países para promover la innovación y el
establecimiento de industrias nacionales en forma compatible con el derecho
internacional a fin de dar mayor acceso a los medicamentos para proteger la salud
de su población; y observando que es preciso evaluar más a fondo las repercusiones
de los acuerdos comerciales internacionales sobre el acceso a medicamentos
esenciales o su fabricación local y sobre el descubrimiento de nuevos
medicamentos;
27. Apreciando los avances que se han realizado en algunos países para contener la
epidemia, especialmente a través de: un compromiso y un liderazgo políticos firmes
a los más altos niveles, incluido el nivel de las comunidades; la utilización eficaz de
los recursos disponibles y la medicina tradicional; estrategias útiles de prevención,
atención, apoyo y tratamiento; iniciativas de educación e información; la labor en
asociación con las comunidades, la sociedad civil, las personas que viven con
VIH/SIDA y los grupos vulnerables; y la promoción y protección activas de los
derechos humanos; y reconociendo la importancia de compartir y aprovechar
nuestras experiencias colectivas y diversas mediante la cooperación regional e
internacional, incluidas la cooperación Norte-Sur y Sur-Sur y la cooperación
triangular;
28. Reconociendo que los recursos destinados a luchar contra la epidemia en los
planos nacional e internacional no están a la par de la magnitud del problema;
29. Reconociendo la importancia fundamental de fortalecer las capacidades en los
planos nacional, regional, y subregional para hacer frente al VIH/SIDA y
combatirlo eficazmente, y que para ello habrá que aumentar y mantener los recursos
humanos, financieros y técnicos por conducto del fortalecimiento de la cooperación
y la acción en el plano nacional y del incremento de la cooperación en los planos
regional, subregional e internacional;
30. Reconociendo que la deuda externa y los problemas del servicio de la deuda
han limitado considerablemente la capacidad de muchos países en desarrollo, así
como de países con economías en transición, para financiar la lucha contra el
VIH/SIDA;
31. Afirmando la función fundamental que desempeña la familia en la prevención,
la atención, el apoyo y el tratamiento de las personas afectadas e infectadas por el
VIH/SIDA, teniendo presente que en diferentes sistemas culturales, sociales y
políticos existen diversas formas de familia;
32. Afirmando que, además de la función decisiva que desempeñan las
comunidades, es importante que haya una estrecha asociación entre los gobiernos, el
sistema de las Naciones Unidas, las organizaciones intergubernamentales, las
personas que viven con VIH/SIDA y los grupos vulnerables, las instituciones
médicas, científicas y educativas, las organizaciones no gubernamentales, el sector
empresarial, con inclusión de las empresas farmacéuticas de investigación y
productoras de medicamentos genéricos, los sindicatos, los medios de difusión, los
parlamentarios, las fundaciones, las organizaciones de la comunidad, las
organizaciones religiosas y los dirigentes tradicionales;
33. Reconociendo el papel especial y el aporte importante de las personas que
viven con VIH/SIDA, los jóvenes y los agentes de la sociedad civil en la tarea de
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hacer frente al problema del VIH/SIDA en todos sus aspectos, y reconociendo que
su plena participación en la tarea de preparar, planificar, poner en práctica y evaluar
programas es decisiva para desarrollar una acción eficaz frente a la epidemia del
VIH/SIDA;
34. Reconociendo además la labor realizada por las organizaciones humanitarias
internacionales que luchan contra la epidemia, entre otras los voluntarios de la
Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en
las zonas más afectadas en todo el mundo;
35. Encomiando la función rectora que desempeña la Junta de Coordinación del
Programa conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA)
respecto de la política en materia de VIH/SIDA y la coordinación de las actividades
en el sistema de las Naciones Unidas; observando que, en diciembre de 2000, la
Junta aprobó el Marco Estratégico Mundial sobre el VIH/SIDA que podría ayudar,
según procediera, a los Estados Miembros y los agentes pertinentes de la sociedad
civil a formular estrategias contra el VIH/SIDA, teniendo en cuenta el contexto
especial de la epidemia en distintas partes del mundo;
36. Declaramos solemnemente nuestro compromiso de hacer frente a la crisis del
VIH/SIDA adoptando las siguientes medidas, teniendo en cuenta las diversas
situaciones y circunstancias en diferentes regiones y países del mundo;
Liderazgo
Un liderazgo firme en todos los planos de la sociedad es indispensable para una
acción eficaz contra la epidemia
El liderazgo de los gobiernos en la lucha contra el VIH/SIDA es indispensable y su
labor debe complementarse con la participación plena y activa de la sociedad civil,
los círculos empresariales y el sector privado
El liderazgo implica el compromiso personal y la adopción de medidas concretas
En el plano nacional
37. Para 2003, asegurar el establecimiento y la ejecución de estrategias y planes de
financiación nacionales multisectoriales para luchar contra el VIH/SIDA que: se
refieran a la epidemia en términos directos; hagan frente al estigma, el silencio y la
negación de la realidad; tengan en cuenta las dimensiones de género y de edad de la
epidemia; eliminen la discriminación y la marginación; entrañen la colaboración con
la sociedad civil y el sector empresarial y la plena participación de las personas que
viven con VIH/SIDA, las que pertenezcan a grupos vulnerables y las que se
encuentren más expuestas, especialmente las mujeres y los jóvenes; se financien en
la medida de lo posible con cargo a los presupuestos nacionales sin exclusión de
otras fuentes, la cooperación internacional entre ellas; promuevan y protejan
plenamente todos los derechos humanos y libertades fundamentales, incluido el
derecho al más alto nivel posible de salud física y mental; incorporen una
perspectiva de género; y tengan en cuenta el riesgo, la vulnerabilidad, la prevención,
la atención, el tratamiento y el apoyo, así como la reducción de los efectos de la
epidemia; y aumenten la capacidad de los sistemas de salud, educacional y jurídico;
38. Para 2003, incorporar las prioridades de la prevención, atención, tratamiento,
apoyo y reducción de los efectos del VIH/SIDA en los planes de desarrollo,
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incluidas las estrategias de erradicación de la pobreza, las asignaciones de los
presupuestos nacionales y los planes de desarrollo sectorial;
En los planos regional y subregional
39. Instar y ayudar a las organizaciones y a los asociados regionales a: participar
activamente en la tarea de hacer frente a la crisis; intensificar la cooperación y
coordinación en los planos regional, subregional e interregional; y establecer
estrategias y actividades regionales en apoyo de la ampliación de las actividades en
el plano nacional;
40. Prestar apoyo a todas las iniciativas regionales y subregionales relativas al
VIH/SIDA, entre ellas, la Alianza Internacional contra el SIDA en África (IPAA) y
el Consenso y Plan de acción africanos del Foro para el Desarrollo de África-CEPA:
los dirigentes deben contener la propagación del VIH/SIDA; la Declaración y el
Marco de Acción de Abuja para la lucha contra el VIH/SIDA, la tuberculosis y otras
enfermedades infecciosas conexas; la Alianza Pancaribeña contra el VIH/SIDA de la
Comunidad del Caribe; el Llamamiento regional de la CESPAP a la adopción de
medidas para luchar contra el VIH/SIDA en Asia y el Pacífico; la Iniciativa y el
Plan de Acción del Mar Báltico; el Grupo de Cooperación Técnica Horizontal sobre
el VIH/SIDA de América Latina y el Caribe, y el Programa de Acción de la Unión
Europea: Aceleración de la lucha contra el VIH/SIDA, la malaria y la tuberculosis
en el contexto de la reducción de la pobreza;
41. Promover la elaboración de planes y enfoques regionales para hacer frente al
VIH/SIDA;
42. Alentar y ayudar a las organizaciones locales y nacionales a ampliar y afianzar
las alianzas, coaliciones y redes regionales;
43. Alentar al Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas a que pida a las
comisiones regionales que, en el marco de sus respectivos mandatos y recursos,
presten apoyo, en sus respectivas regiones, a la acción nacional en la lucha contra el
VIH/SIDA;
En el plano mundial
44. Apoyar mayor acción y coordinación por parte de todas las organizaciones
competentes del sistema de las Naciones Unidas, incluida su plena participación en
la preparación y ejecución de un plan estratégico de las Naciones Unidas para el
VIH/SIDA, que ha de ser actualizado periódicamente y ha de inspirarse en los
principios enunciados en la presente Declaración;
45. Apoyar una mayor cooperación entre las organizaciones competentes del
sistema de las Naciones Unidas y las organizaciones internacionales que luchan
contra el VIH/SIDA;
46. Promover una colaboración más estrecha y el establecimiento de alianzas
innovadoras entre el sector público y el sector privado y, para 2003, establecer y
consolidar mecanismos que den participación en la lucha contra el VIH/SIDA a los
colaboradores del sector privado y la sociedad civil, las personas que viven con
VIH/SIDA y los grupos vulnerables;
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Prevención
La prevención debe ser la base de nuestra acción
47. Para 2003, establecer metas nacionales con plazos concretos para alcanzar el
objetivo mundial de prevención convenido internacionalmente de reducir la
prevalencia del VIH entre los jóvenes de ambos sexos de 15 a 24 años de edad en un
25% para 2005 en los países más afectados y en un 25% para 2010 en el mundo
entero, e intensificar los esfuerzos por alcanzar esas metas y luchar contra los
estereotipos de género y las actitudes conexas, así como contra las desigualdades de
género en relación con el VIH/SIDA, fomentando la participación activa de hombres
y muchachos;
48. Para 2003, establecer metas nacionales de prevención en que se reconozcan y
aborden los factores que contribuyen a la propagación de la epidemia y aumentan la
vulnerabilidad de los individuos, a fin de reducir la incidencia del VIH entre los
grupos identificables, dentro de contextos locales particulares, que en la actualidad
tienen tasas de infección por el VIH elevadas o crecientes, o que, según la
información disponible sobre salud pública, están expuestos al mayor riesgo de
nuevas infecciones;
49. Para 2005, intensificar la respuesta al VIH/SIDA en el mundo laboral
estableciendo y ejecutando programas de prevención y atención en los sectores
público, privado y no estructurado, y tomar medidas para crear un entorno de trabajo
que apoye a las personas que viven con VIH/SIDA;
50. Para 2005, elaborar y comenzar a poner en práctica estrategias nacionales,
regionales e internacionales que faciliten el acceso a programas de prevención del
VIH/SIDA a los trabajadores migratorios y las poblaciones móviles, incluido el
suministro de información sobre servicios sociales y de salud;
51. Para 2003, aplicar medidas de precaución universales en los servicios de
atención de la salud a fin de prevenir la transmisión de la infección por el VIH;
52. Para 2005, asegurarse de que haya en todos los países, en particular en los más
afectados, una amplia gama de programas de prevención en que se tengan en cuenta
las circunstancias, las normas éticas y los valores culturales locales, que
incluyan actividades de información, educación y comunicación en los idiomas que
mejor comprendan las comunidades y respeten sus culturas, con objeto de reducir
las conductas de riesgo y promover una conducta sexual responsable, incluidas la
abstinencia y la fidelidad; mayor acceso a artículos esenciales como condones
masculinos y femeninos, y equipo esterilizado para inyecciones; actividades para la
reducción de los daños causados por el consumo de drogas; mayor acceso a
servicios de apoyo psicológico y de detección voluntarios y confidenciales;
suministros de sangre no contaminada; y tratamiento temprano y eficaz de las
infecciones de transmisión sexual;
53. Para 2005, asegurar que por lo menos el 90% de los jóvenes de ambos sexos de
15 a 24 años de edad, y para 2010, por lo menos el 95% de ellos, tengan acceso a la
información, la educación, incluidas la educación entre pares y la educación
específica para jóvenes sobre el VIH, así como a los servicios necesarios para
desarrollar las habilidades requeridas a fin de reducir su vulnerabilidad a la
infección por el VIH, todo ello en plena colaboración con los jóvenes, las madres y
los padres, las familias, los educadores y el personal de atención de la salud;
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54. Para 2005, reducir el número de lactantes infectados con el VIH en un 20% y
para 2010 en un 50%, ofreciendo al 80% de las mujeres embarazadas que acuden a
servicios de atención prenatal información, apoyo psicológico y otros servicios de
prevención del VIH, aumentado la disponibilidad de tratamiento eficaz para reducir
la transmisión del VIH de madre a hijo y brindando acceso a ese tratamiento a las
mujeres infectadas con VIH y a sus hijos lactantes, así como mediante
intervenciones eficaces para las mujeres infectadas con el VIH que incluyan
servicios de apoyo psicológico y de detección voluntarios y confidenciales, acceso a
tratamiento, especialmente a la terapia antirretroviral y, cuando proceda, a
sucedáneos de la leche materna y a una serie continua de servicios de atención;
Atención, apoyo y tratamiento
La atención, el apoyo y el tratamiento son elementos fundamentales de una acción
eficaz
55. Para 2003, asegurarse de que, en estrecha colaboración con la comunidad
internacional, incluidos los gobiernos y las organizaciones intergubernamentales
competentes, así como con la sociedad civil y el sector empresarial, se establezcan
estrategias nacionales, apoyadas por estrategias regionales e internacionales, a fin
de fortalecer los sistemas de atención de la salud y hacer frente a los factores que
afectan al suministro de medicamentos contra el VIH, incluidos los medicamentos
antirretrovirales, como, entre otros, la asequibilidad y el precio, incluida la fijación
de precios diferenciados, y la capacidad de los sistemas técnico y de atención de la
salud. Asimismo, y con carácter de urgencia, hacer todo lo posible por proporcionar
en forma gradual y sostenible el tratamiento de la más alta calidad posible para el
VIH/SIDA, incluidos la prevención y el tratamiento de las infecciones oportunistas
y la utilización eficaz de la terapia antirretroviral, en forma cuidadosa y vigilada y
bajo control de la calidad, para mejorar la adhesión al tratamiento y su eficacia, y
reducir el riesgo de crear resistencia; cooperar constructivamente para mejorar las
normas y prácticas farmacéuticas, incluidas las aplicables a los medicamentos
genéricos y a los regímenes de propiedad intelectual, a fin de promover más la
innovación y el establecimiento de industrias nacionales en forma compatible con el
derecho internacional;
56. Para 2005, establecer estrategias integrales de atención y avanzar
considerablemente en su aplicación con miras a: fortalecer los servicios de atención
que prestan la familia y la comunidad, incluidos los que proporciona el sector no
estructurado, y los sistemas de atención de la salud para dar tratamiento a las
personas que viven con VIH/SIDA, incluidos los niños infectados, y supervisar ese
tratamiento, así como prestar apoyo a las personas, los hogares, las familias y las
comunidades afectados por el VIH/SIDA; aumentar la capacidad y mejorar las
condiciones de trabajo del personal de atención de la salud y hacer más eficaces los
sistemas de suministro, los planes de financiación y los mecanismos de remisión
necesarios para dar acceso a medicamentos de precio asequible, incluidos los
medicamentos antirretrovirales, y a tecnologías para el diagnóstico y tecnologías
conexas, así como a atención médica, paliativa y psicosocial de alta calidad;
57. Para 2003, asegurarse de que se establezcan estrategias nacionales a fin de
proporcionar atención psicosocial a las personas, las familias y las comunidades
afectadas por el VIH/SIDA;
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El VIH/SIDA y los derechos humanos
La realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales para todos es
indispensable para reducir la vulnerabilidad al VIH/SIDA
El respeto de los derechos de las personas que viven con VIH/SIDA impulsa una
acción eficaz
58. Para 2003, promulgar, fortalecer o hacer cumplir, según proceda, leyes,
reglamentos y otras medidas a fin de eliminar todas las formas de discriminación
contra las personas que viven con VIH/SIDA y los miembros de grupos vulnerables,
y asegurarles el pleno disfrute de todos sus derechos humanos y libertades
fundamentales; en particular, darles acceso a, entre otras cosas, educación, derecho
de sucesión, empleo, atención de la salud, servicios sociales y de salud, prevención,
apoyo, tratamiento, información y protección jurídica, respetando al mismo tiempo
su intimidad y la confidencialidad; y elaborar estrategias para combatir el estigma y
la exclusión social asociados a la epidemia;
59. Para 2005, teniendo en cuenta el contexto y el carácter de la epidemia y que a
escala mundial las mujeres y las niñas están desproporcionadamente afectadas por
el VIH/SIDA, elaborar y acelerar la aplicación de estrategias nacionales que:
promuevan el adelanto de la mujer y su pleno disfrute de todos los derechos
humanos; promuevan la responsabilidad compartida de hombres y mujeres para
asegurar relaciones sexuales sin riesgo; capaciten a la mujer para controlar y decidir
de manera libre y responsable las cuestiones relativas a su sexualidad a fin de
aumentar su capacidad de protegerse contra la infección por el VIH;
60. Para 2005, poner en práctica medidas para que las mujeres y las adolescentes
estén en mejores condiciones de protegerse del riesgo de infección por el VIH,
principalmente mediante la prestación de servicios de atención de la salud y de
salud, incluidos servicios de salud sexual y reproductiva, y mediante una educación
preventiva que promueva la igualdad de género en un marco en que se tengan en
cuenta los aspectos culturales y de género;
61. Para 2005, asegurar el establecimiento y la ejecución acelerada de estrategias
nacionales para la potenciación de la mujer, la promoción y la protección del pleno
disfrute por la mujer de todos los derechos humanos y la reducción de su
vulnerabilidad al VIH/SIDA mediante la eliminación de todas las formas de
discriminación, así como de todas las formas de violencia contra las mujeres y las
niñas, entre ellas las prácticas tradicionales y consuetudinarias nocivas, el abuso, la
violación y otras formas de violencia sexual, el maltrato y la trata de mujeres y
niñas;
Reducción de la vulnerabilidad
Los que están en situación vulnerable deben tener prioridad
La potenciación de la mujer es indispensable para reducir la vulnerabilidad
62. Para 2003, a fin de complementar los programas de prevención de actividades
que exponen al riesgo de infección por el VIH, como el comportamiento sexual de
alto riesgo y sin protección y el uso de drogas inyectables, establecer en todos los
países estrategias, normas y programas que individualicen y comiencen a enfrentar
los factores que hacen particularmente vulnerable a la infección por el VIH, entre
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ellos el subdesarrollo, la falta de seguridad económica, la pobreza, la falta de
potenciación de la mujer, la falta de educación, la exclusión social, el analfabetismo,
la discriminación, la falta de información y/o de productos para protegerse, y todo
tipo de explotación sexual de mujeres, niñas y niños, incluso con fines comerciales;
tales estrategias, normas y programas deben abordar la dimensión de género de la
epidemia, especificar las medidas que se han de adoptar para superar la
vulnerabilidad y fijar las metas que se han de alcanzar;
63. Para 2003, establecer y/o fortalecer estrategias, normas y programas que
reconozcan la importancia de la familia para reducir la vulnerabilidad, entre otras
cosas educando y orientando a los niños, y que tengan en cuenta los factores
culturales, religiosos y éticos a fin de reducir la vulnerabilidad de niños y jóvenes
mediante: el acceso garantizado de las niñas y los niños a la enseñanza primaria y
secundaria, con programas de estudios para adolescentes que incluyan el VIH/SIDA;
entornos seguros y protegidos, especialmente para las niñas; la ampliación de
servicios de buena calidad para los jóvenes en materia de información, educación
sobre salud sexual y apoyo psicológico; el fortalecimiento de los programas de salud
sexual y reproductiva; y la incorporación en la medida de lo posible de las familias y
los jóvenes en la planificación, la ejecución y la evaluación de los programas de
atención y prevención del VIH/SIDA;
64. Para 2003, elaborar y/o fortalecer estrategias, normas y programas nacionales,
apoyados por iniciativas regionales e internacionales, según corresponda, aplicando
un enfoque propicio a la participación, para promover y proteger la salud de los
grupos identificables que actualmente tienen tasas elevadas o en aumento de
infección por el VIH o que, de conformidad con la información pública sobre salud,
tienen el mayor riesgo o son más vulnerables a nuevas infecciones según indican
factores como la historia local de la epidemia, la pobreza, las prácticas sexuales, los
hábitos de consumo de drogas, los medios de vida, la reclusión en instituciones, la
alteración de las estructuras sociales y los movimientos de población, forzosos o no;
Las niñas y los niños huérfanos y en situación vulnerable a causa
del VIH/SIDA
Las niñas y los niños huérfanos y afectados por el VIH/SIDA necesitan asistencia
especial
65. Para 2003, elaborar y para 2005, poner en práctica, normas y estrategias
nacionales a fin de: establecer y fortalecer la capacidad de los gobiernos, las
familias y las comunidades para dar un entorno que brinde apoyo a los huérfanos y a
las niñas y los niños infectados o afectados por el VIH/SIDA, entre otras cosas,
dándoles asesoramiento y apoyo psicosocial adecuado, y asegurándoles
escolarización y acceso a vivienda, buena nutrición y servicios sociales y de salud
en pie de igualdad con otros niños; y proteger a los huérfanos y a las niñas y los
niños vulnerables de toda forma de maltrato, violencia, explotación, discriminación,
trata y pérdida del derecho de sucesión;
66. Asegurar la no discriminación y el disfrute pleno y en condiciones de igualdad
de todos los derechos humanos mediante el fomento de una política activa y visible
para terminar con el estigma de las niñas y los niños huérfanos y en situación
vulnerable a causa del VIH/SIDA;
67. Instar a la comunidad internacional, especialmente a los países donantes, a los
agentes de la sociedad civil y al sector privado, a que complementen eficazmente los
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programas nacionales en apoyo de programas para las niñas y los niños huérfanos o
en situación vulnerable a causa del VIH/SIDA en las regiones afectadas y en los
países de alto riesgo, y a que destinen asistencia especial al África subsahariana;
Mitigación de los efectos sociales y económicos
Hacer frente al VIH/SIDA es invertir en el desarrollo sostenible
68. Para 2003, evaluar los efectos económicos y sociales de la epidemia del
VIH/SIDA y elaborar estrategias multisectoriales para: hacer frente a esos efectos en
los planos individual, familiar, comunitario y nacional; elaborar y acelerar la
ejecución de estrategias nacionales de erradicación de la pobreza para hacer frente a
los efectos del VIH/SIDA en los ingresos de los hogares, los medios de vida y el
acceso a los servicios sociales básicos, prestando especial atención a las personas,
las familias y las comunidades más gravemente afectadas por la epidemia; estudiar
los efectos sociales y económicos del VIH/SIDA en todos los planos de la sociedad,
especialmente en las mujeres y las personas de edad, particularmente en relación con
su función de proporcionar cuidados y su función en las familias afectadas por el
VIH/SIDA, y atender a sus necesidades especiales; ajustar y adaptar las políticas de
desarrollo económico y social, incluida la política de protección social, para hacer
frente a los efectos del VIH/SIDA en el crecimiento económico, la prestación de
servicios económicos esenciales, la productividad laboral, los ingresos fiscales y las
presiones que producen un déficit de los recursos públicos;
69. Para 2003, establecer un marco jurídico y normativo nacional que proteja en el
lugar de trabajo los derechos y la dignidad de las personas que viven con VIH/SIDA
o afectadas por éste y las que corren el mayor riesgo de infección, en consulta con
representantes de los empleadores y los trabajadores y teniendo en cuenta las
directrices internacionales establecidas en relación con el VIH/SIDA en el trabajo;
Investigación y desarrollo
Como no hay aún cura para el VIH/SIDA, es indispensable avanzar en la
investigación y el desarrollo
70. Aumentar las inversiones y acelerar la investigación para la elaboración de
vacunas contra el VIH y, al mismo tiempo, fomentar la capacidad nacional de
investigación, especialmente en los países en desarrollo, y particularmente de las
cepas de virus prevalentes en las regiones muy afectadas; además, apoyar y
fomentar un aumento de las inversiones nacionales e internacionales en
investigación y desarrollo en el área del VIH/SIDA, incluidas la investigación
biomédica, operacional, social, cultural y de la conducta, y en la medicina
tradicional, con el objeto de: mejorar los métodos de prevención y terapéuticos;
acelerar el acceso a la prevención, la atención y el tratamiento, y a las tecnologías de
atención para el VIH/SIDA (y las infecciones oportunistas y las neoplasias a que da
origen, así como las enfermedades de transmisión sexual), con inclusión de métodos
controlados por la mujer y de microbicidas y, en particular, a vacunas contra el VIH
adecuadas, seguras y de precio asequible y a su aplicación, así como al diagnóstico,
las pruebas de laboratorio, los métodos para prevenir la transmisión de madre a hijo;
y mejorar la comprensión de los factores que influyen en la epidemia y las medidas
para hacerle frente mediante, entre otras cosas, más recursos y alianzas entre el
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sector público y el privado; establecer un entorno propicio para la investigación y
cerciorarse de que ésta se ciña a los más altos principios éticos;
71. Apoyar y estimular, a nivel nacional e internacional, el establecimiento de
infraestructura de investigación, capacidad de laboratorio, mejores sistemas de
vigilancia, la recopilación, el procesamiento y la difusión de datos, y la formación de
personal de investigación básica e investigación clínica, de especialistas en ciencias
sociales, de personal de atención de la salud y de técnicos, asignando particular
importancia a los países más afectados por el VIH/SIDA, en particular los países en
desarrollo y aquellos en que la epidemia se esté propagando con rapidez o en que
exista el riesgo de que ello ocurra;
72. Establecer y evaluar métodos adecuados para vigilar la eficacia del
tratamiento, la toxicidad, los efectos secundarios, la interacción entre los
medicamentos y la resistencia a éstos; establecer metodologías para vigilar los
efectos del tratamiento en la transmisión del VIH y en los comportamientos de
riesgo;
73. Estrechar la cooperación internacional y regional, en particular la cooperación
Norte-Sur, Sur-Sur y la cooperación triangular, en relación con la transferencia
de tecnologías útiles, adecuadas al entorno de la prevención y la atención del
VIH/SIDA, el intercambio de experiencias y mejores prácticas, investigadores y
resultados de la investigación, y fortalecer la función del ONUSIDA en ese proceso.
En ese contexto, instar a que los resultados finales de la investigación y de las
tecnologías conjuntas sean propiedad de todas las partes en la investigación, en
función de la contribución pertinente y con sujeción a que se brinde protección
jurídica a esos resultados; y afirmar que toda la investigación de esa índole debe
estar libre de prejuicios;
74. Para 2003, asegurar que todos los protocolos para la investigación del
tratamiento del VIH, con inclusión de las vacunas y terapias antirretrovirales, basados
en directrices internacionales y en las mejores prácticas, sean evaluados por comités
independientes de ética en que participen personas que viven con VIH/SIDA y
encargados de administrar la terapia antirretroviral;
El VIH/SIDA en las regiones afectadas por conflictos
y desastres naturales
Los conflictos y los desastres naturales contribuyen a la propagación del VIH/SIDA
75. Para 2003, elaborar y comenzar a aplicar estrategias nacionales que incorporen
elementos de toma de conciencia, prevención, atención y tratamiento del VIH/SIDA en
el marco de programas o actividades desplegados en atención a situaciones de
emergencia, reconociendo que las poblaciones desestabilizadas por conflictos
armados, emergencias humanitarias y desastres naturales, entre ellas los refugiados,
las personas desplazadas internamente y, en particular, las mujeres y los niños, corren
un mayor riesgo de exposición a la infección por el VIH; y, cuando proceda, incluir
componentes relacionados con el VIH/SIDA en los programas internacionales de
asistencia;
76. Instar a todos los organismos de las Naciones Unidas y a las organizaciones
regionales e internacionales, así como a las organizaciones no gubernamentales que
participen en el suministro y la entrega de asistencia internacional a países y
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regiones afectados por conflictos, crisis humanitarias o desastres naturales, a que,
con carácter de urgencia, incluyan en sus planes y programas elementos de
prevención, atención y toma de conciencia del VIH/SIDA, hagan que su personal
cobre conciencia del problema y le impartan capacitación en la materia;
77. Para 2003, establecer estrategias nacionales a fin de hacer frente a la propagación
del VIH en los servicios militares nacionales, cuando sea necesario, con inclusión de
las fuerzas armadas y las de defensa civil, y estudiar medios de utilizar al personal
de esos servicios que tenga conocimientos y formación en materia de toma de
conciencia y prevención del VIH/SIDA para que preste asistencia en actividades de
esa índole, incluida la participación en la prestación de asistencia de emergencia,
humanitaria, de socorro en casos de desastre y de rehabilitación;
78. Para 2003, asegurar la inclusión de la toma de conciencia y la capacitación
sobre el VIH/SIDA, comprendido un componente de género, en las directrices
destinadas al personal de defensa y de otra índole que participe en operaciones
internacionales de mantenimiento de la paz, continuando al mismo tiempo con los
esfuerzos actuales de enseñanza y prevención, incluida la orientación de ese
personal antes del despliegue;
Recursos
No se puede hacer frente al desafío del VIH/SIDA sin recursos nuevos, adicionales y
sostenidos
79. Asegurarse de que los recursos proporcionados para la acción mundial
encaminada a la lucha contra el VIH/SIDA sean sustanciales, sostenidos y
adecuados al logro de resultados;
80. Para 2005, mediante una serie de pasos graduales, alcanzar la meta general de
destinar de 7,000 a 10,000 millones de dólares de los EE.UU. a gastos anuales para
hacer frente a la epidemia mediante prevención, atención, tratamiento, apoyo y
mitigación de los efectos del VIH/SIDA en los países de ingresos bajos y medianos
y en los países en que el VIH/SIDA se esté propagando con rapidez o exista el
riesgo de que ello ocurra, y adoptar medidas para que se proporcionen los recursos
necesarios, particularmente procedentes de países donantes pero también de los
presupuestos nacionales, teniendo en cuenta que los recursos de los países más
afectados son sumamente reducidos;
81. Instar a la comunidad internacional a que, cuando sea posible, proporcione
asistencia a título de donación para la prevención, la atención y el tratamiento
del VIH/SIDA en países en desarrollo;
82. Aumentar las asignaciones presupuestarias de los países para los programas de
lucha contra el VIH/SIDA y darles prioridad según sea necesario, y asegurarse de
que todos los ministerios y otras entidades interesadas pertinentes asignen fondos
suficientes;
83. Instar a los países desarrollados que aún no lo hayan hecho a que se esfuercen
por alcanzar a la brevedad posible, teniendo en cuenta la urgencia y gravedad de la
epidemia del VIH/SIDA, la meta de destinar, tal como se ha convenido, el 0,7% de
su producto nacional bruto a la asistencia oficial para el desarrollo en general, y
del 0,15% al 0,20% de su producto nacional bruto a la asistencia oficial para el
desarrollo de los países menos adelantados;
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84. Instar a la comunidad internacional a que apoye y complemente los esfuerzos
de los países en desarrollo que asignan un mayor volumen de fondos nacionales para
luchar contra la epidemia del VIH/SIDA incrementando la asistencia internacional
para el desarrollo, especialmente a los países más afectados por el VIH/SIDA, en
particular en África y en especial en el África subsahariana, el Caribe, los países en
que hay un alto riesgo de propagación de la epidemia del VIH/SIDA y otras regiones
afectadas cuyos recursos para hacer frente a la epidemia son sumamente reducidos;
85. Incorporar medidas de lucha contra el VIH/SIDA en los programas de
asistencia para el desarrollo y en las estrategias de erradicación de la pobreza, según
proceda, y fomentar la utilización más eficaz y transparente de todos los recursos
asignados;
86. Instar a la comunidad internacional e invitar a la sociedad civil y al sector
privado a que tomen medidas apropiadas para ayudar a mitigar los efectos sociales y
económicos del VIH/SIDA en los países en desarrollo más afectados;
87. Llevar a la práctica sin más demora la iniciativa ampliada en favor de los países
pobres muy endeudados y convenir en cancelar a la brevedad posible toda la deuda
oficial bilateral de esos países, especialmente los más afectados por el VIH/SIDA, a
cambio de que éstos contraigan compromisos demostrables de erradicar la pobreza, e
instar a que las economías resultantes de la reducción del servicio de la deuda se
utilicen para financiar programas de erradicación de la pobreza, especialmente para la
prevención, el tratamiento, la atención y el apoyo respecto del VIH/SIDA y otras
infecciones;
88. Instar a la adopción rápida y concertada de medidas para resolver efectivamente
los problemas de la deuda de los países menos adelantados, los países en desarrollo de
bajos ingresos y los países en desarrollo de medianos ingresos, particularmente los
afectados por el VIH/SIDA, en forma amplia, equitativa, orientada hacia el desarrollo
y duradera, por conducto de diversas medidas nacionales e internacionales destinadas
a que esos países puedan hacer frente a su deuda a largo plazo y, en consecuencia,
tengan mayor capacidad para hacer frente a la epidemia del VIH/SIDA, medidas que
han de incluir, cuando proceda, los mecanismos apropiados existentes para la
reducción de la deuda, como canjes de deuda por proyectos encaminados a la
prevención, la atención y el tratamiento del VIH/SIDA;
89. Fomentar un aumento de la inversión en investigación relacionada con el
VIH/SIDA en los planos nacional, regional e internacional, en particular para el
desarrollo de tecnologías de prevención sostenibles y de precio asequible, como
vacunas y microbicidas, y promover la preparación de planes financieros y logísticos
para facilitar el acceso rápido a las vacunas en el momento en que éstas estén
disponibles;
90. Apoyar el establecimiento, con carácter urgente, de un fondo mundial contra el
VIH/SIDA y para la salud a fin de financiar la adopción de medidas urgentes y más
amplias contra la epidemia sobre la base de un enfoque integrado respecto de la
prevención, la atención, el apoyo y el tratamiento, y prestar asistencia a los
gobiernos en la lucha contra el VIH/SIDA, entre otras cosas, asignando la debida
prioridad a los países más afectados, especialmente los del África subsahariana y el
Caribe, y a los países de alto riesgo, y movilizar contribuciones de fuentes públicas
y privadas al fondo haciendo un llamamiento especial a los países donantes, las
fundaciones, los círculos empresariales, incluidas las empresas farmacéuticas, el
sector privado, los filántropos y las personas adineradas;
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91. Para 2002, lanzar una campaña mundial de recaudación de fondos en el sector
privado y en la población en general, organizada por el ONUSIDA con el apoyo y la
colaboración de asociados interesados en todos los planos, a fin de obtener
contribuciones al fondo mundial contra el VIH/SIDA y para la salud;
92. Destinar más fondos a las comisiones y organizaciones nacionales, regionales y
subregionales para que puedan prestar asistencia a los gobiernos en los planos
nacional, subregional y regional en la adopción de medidas para hacer frente a la
crisis;
93. Proporcionar a los organismos copatrocinadores y a la secretaría del ONUSIDA
los recursos que necesitan para colaborar con los países en apoyo de los objetivos de
la presente Declaración;
Seguimiento
Es esencial mantener el impulso y supervisar los avances
En el plano nacional
94. Realizar exámenes nacionales periódicos, con la participación de la sociedad
civil, especialmente las personas que viven con VIH/SIDA, los grupos vulnerables y
las personas que cuidan de otros, de los avances alcanzados en el cumplimiento de
estos compromisos, y determinar los problemas y los obstáculos que dificulten los
avances y dar amplia difusión a los resultados de esos exámenes;
95. Establecer mecanismos de supervisión y evaluación adecuados para ayudar a
medir y evaluar los avances, y establecer instrumentos de supervisión y evaluación
adecuados con datos epidemiológicos suficientes;
96. Para 2003, establecer o fortalecer sistemas eficaces de supervisión, cuando
proceda, para la promoción y protección de los derechos humanos de las personas
que viven con VIH/SIDA;
En el plano regional
97. Incluir la cuestión del VIH/SIDA y otras cuestiones conexas de salud pública,
según proceda, en los programas de las reuniones regionales de ministros y de Jefes
de Estado o de Gobierno;
98. Apoyar la recopilación y el procesamiento de datos para facilitar los exámenes
periódicos por las comisiones y/o las organizaciones regionales de los progresos
realizados en la ejecución de las estrategias regionales y el cumplimiento de las
prioridades regionales, y dar amplia difusión a los resultados de esos exámenes;
99. Promover el intercambio de información y experiencia entre los países respecto
de la aplicación de las medidas y el cumplimiento de los compromisos consignados
en la presente Declaración y, en particular, facilitar una mayor cooperación Sur-Sur
y una mayor cooperación triangular;
En el plano mundial
100. Dedicar tiempo suficiente y por lo menos un día completo del período de
sesiones anual de la Asamblea General a examinar y discutir un informe del
Secretario General sobre los progresos realizados en el cumplimiento de los
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compromisos enunciados en la presente Declaración, con miras a determinar cuáles
son los problemas y las limitaciones existentes y a formular recomendaciones acerca
de las medidas necesarias para seguir avanzando;
101. Incluir las cuestiones relacionadas con el VIH/SIDA en los programas de todas
las conferencias y reuniones de las Naciones Unidas en que corresponda;
102. Apoyar las iniciativas encaminadas a organizar conferencias, seminarios,
cursos prácticos y programas y cursos de capacitación para examinar las cuestiones
planteadas en la presente Declaración y, en ese contexto, fomentar la participación
en la próxima Conferencia de Dakar sobre el acceso al tratamiento de la infección
por el VIH, el Sexto Congreso Internacional sobre el SIDA en Asia y el Pacífico,
la XII Conferencia Internacional sobre el SIDA y las infecciones de transmisión
sexual en África, la XIV Conferencia Internacional sobre el SIDA, Barcelona
(España), la Décima Conferencia Internacional sobre las personas con VIH/SIDA,
Puerto España; el Segundo Foro y la Tercera Conferencia de cooperación técnica
horizontal en América Latina y el Caribe sobre el VIH/SIDA y las infecciones de
transmisión sexual, La Habana, y la Quinta Conferencia Internacional sobre el
cuidado en el hogar y por la comunidad de las personas con VIH/SIDA, Changmai
(Tailandia), así como la más amplia difusión de los resultados de esas actividades;
103. Estudiar, con miras a que haya acceso más equitativo a los medicamentos
esenciales, la viabilidad de establecer y poner en práctica, en colaboración con
organizaciones no gubernamentales y otros interesados, sistemas para vigilar y dar a
conocer, voluntariamente, los precios de los medicamentos en todo el mundo;
Expresamos nuestro reconocimiento a quienes han estado a la vanguardia de
la lucha por crear más conciencia de la epidemia del VIH/SIDA y hacer frente a los
complejos desafíos que plantea;
Esperamos que los gobiernos asuman resueltamente la iniciativa y que se
desplieguen actividades concertadas con la participación plena y activa de las
Naciones Unidas, todo el sistema multilateral, la sociedad civil, los círculos
empresariales y el sector privado;
Por último, pedimos a todos los países que adopten las medidas necesarias
para aplicar la presente Declaración, en mayor colaboración y cooperación con otros
asociados multilaterales y bilaterales y con la sociedad civil.